En ciertas oportunidades pienso en que los infortunios de las personas se basan en las propias limitaciones de cada ser, que cada molestia que conlleva a una desintegración de las relaciones sociales no son tan imperfectas si sólo molestan a su procedente, y, que todo se refuerza en la fortaleza mental de un individuo, es decir, a nadie le importa lo que tu crees que a los demás les molesta de ti.
Es entonces cuando pienso en la elocuencia y su grata valentía cuando es desenvuelta por quién no conoce lo que tiene, pero lo tiene; cuando se conoce la grandeza de las acciones que pueden derivar de su perfecto control y que son impuesta de forma que han cambiado la historia, sin ninguna índole de llegar a ser viril o mediocre al pronunciar y desatar gestos que demuestran autoridad y convicción; mensajes que llegan hasta al mas cerrado receptor sin pizca de intelecto ni comportamiento sutil. Son grandes características que pueden crear y demoler, pero que no pueden llegar a todos los aspectos de los dominios terrenales del humano, a menos que se posea la personalidad suficiente para hacer la voluntad de tu propia imaginación y retar a la humanidad.
Navegando en los pensamientos, llego a la cuestión de la escritura y su poder. Un estilo de liberación que no tiene un alcance tan amplio, pero su complejidad y hermosa estructura es sinónimo de superioridad creativa, a pesar de que la supremacía mental no engloba aspectos de la comunicación, es una forma admirable e inteligente de tener certeza sobre su capacidad; sin embargo, su aceptación es limitada pero concreta, irresistible para los generadores de viajes que luchan por un entorno sabio, y arrogante para quien considera detestable dichas labores. Tal vez es una comparación indeseable, inoportuna o imposible, pero que se esmera por crear una completa justificación del porque de las preferencias personales y los seguidores a quien admiras, sin tener nada en común dichas conclusiones, es importante conocer su relación. Después de todo, cada camino proviene del pensamiento.
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