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sábado, 7 de junio de 2014

Hoy me atropelló un bus.

Realmente hace 4 días que escribí el título, pero debido a complicaciones, frustración, agotamiento y falta de tiempo durante esta semana posterior al accidente, es hoy, cuando escribo el contenido de tan infame acontecimiento efímero.Puedo recordar todo, y saber que ocurrió en un lapso de 2 minutos. No fue nada con conclusiones devastadoras, pero hay que admitir que no es común declarar ser atropellado, primero, en una ciudad pequeña como donde yo vivo, y, segundo, relativamente ileso.

Muchas personas me dicen que la universidad pasa de todo, es decir, todo es relativamente posible, creíble y hace de la experiencia estudiantil una adicción contemporánea; es en esos momentos cuando escucho incansables historias de jóvenes en el pasado cuyas acciones son inesperadas y sus aventuras eclipsan los interminables días de emoción creado por cuerpos novatos en el mínimo éxtasis de descubrimiento social. Todo esto me lleva al hábito cosmopolita y a la incapacidad de pensar sobre aquellos hechos ocurridos, cuando pensaba en lo desafortunado que se tendría que ser, para que algo de aquella relevancia le pasara a alguien, y, lo lejano que se puede llegar a ver ciertas cosas de nosotros. Hasta que algo así te pasa a ti.

En la ULA hay cierta discordia y ambición en el momento de montarse en el bus que lleva, desde la ciudad, hasta las afueras donde se encuentra la sede y núcleo de la universidad a todos los estudiantes; tanto es así la competencia, que podría ser comparada con una extraño combate masivo por la posesión de cierto artefacto. En fin, el lunes cuando me encontraba esperando el bus a las 7:15am con unos amigos, estábamos ansiosos; el bus de las 7:00am no había llegado y se encontraba la parada llena, con más gente de lo normal, por lo que sabíamos que sería una disputa complicada. A las 7:20am vemos el bus asomarse por la avenida, y es cuando todos (bueno, unos 30 mas o menos) salimos corriendo, cruzamos la calle, para agarrar el bus y obtener puesto antes que nadie.

En el momento que estoy cruzando la calle y paso la isla, choco con un compañero de clase, debido a que íbamos corriendo perpendicularmente hacia el mismo punto, y cuando me di cuenta de nuestras direcciones ya era muy tarde y ambos caímos. Antes de caer al suelo, motivo por el que tengo la rodilla y el codo con una larga herida, noto que mi compañero cae muy cerca del bus, por lo que me asusto, pienso que se pega por la cabeza e inmediatamente luego de caer, trato de levantarme para ayudarlo. Es en eso cuando volteo, le doy la espalda al canal de subida, y en lo que voy a dar un paso, me llega una buseta por detrás, impactándome en el bolso. Recuerdo que estaba parado, y 2 segundos después estaba mirando el cielo mientras estaba en el aire, y repentinamente caí, mire alrededor extrañado, volteé y fue cuando entendí que me habían atropellado. me paré, corrí hacia el bus, y me senté a pensar.

Todavía pienso que soy algo de afortunado por poder moverme, o por no tener lesiones graves. Cuando llegamos a la universidad y pararme del asiento, comprendí que me había lastimado un poco y me dolía algo la espalda al caminar, pero con el pasar de la semana se me ha aliviado. Ya estoy normal, como si no hubiese pasado, o hubiese pasado hace mucho; no por vergüenza, si no, porque a veces no creo que me haya pasado. La burla no fue normal los primeros días, quiero decir, las personas buscan cualquier cosa para burlarse de los demás, y si sabes que atropellaron a alguien, sería un motivo perfecto; claro que no me molesta, y me tocó reírme de mi mismo, porque realmente todavía me da risa. Justo cuando estaba camino a clases ese día pensé, "esto lo debo escribir en el blog" y bueno, son cosas que pasan, y que te enseñan que no debes pararte a ayudar a otros, o al menos no en mitad de una carretera.


NOTA: MIREN A CADA LADO ANTES DE CRUZAR LA CALLE :(

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